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Sobre ruedas

  • historiasredondas
  • 23 sept 2014
  • 4 Min. de lectura

Escribe: Juanamaria

Histora 3:

Estructura circular

Inicio desde la fiesta, Contando anécdota.

TAREA, BUSCAR EL TIEMPO EN EL CINE. Tiempo Real VS TIEMPO DEL RELATO

21:15 Viernes

Una mujer aborda colectivo de Itagüí, en el Barrio de Santa María, y le pregunta al conductor si llega hasta la estación Exposiciones.

La calle está despejada. Mira el reloj del celular constantemente porque va retrasada para la fiesta. Su móvil suena, pero ella lo deja timbrar hasta que se cuelga la llamada, pues como dijo que había salido antes, no queria que la sorprendieran en la mentira. Mira por la ventana, la mujer está entre ansiosa y pensativa, pues es la primera vez que va a la casa en la que celebrarán el cumpleaños de su amigo en el barrio Robledo. Barrio que ha visitado pocas veces en su vida. Lo que le pone ansiosa es que conoce solo a tres personajes incluyendo el homenajeado, y no sabe con qué se va a encontrar.

El vehículo continúa avanzando y entra por la calle San Juan y se detiene en la Alpujarra. Desde el colectivo puede ver la calle completamente sola. El colectivo continúa detenido en su primer parada y la mujer se concentra en las luces del semáforo que brillan en el pavimento. No hay lluvia, pero el viaducto del metro oscurece lo suficiente para poder notarlo. Se queda mirando al vacío y advierte un movimiento en una de las columnas del viaducto. Aguza la vista y observa a un habitante de la calle que está acomodando unos costales y unos cartones en forma horizontal. El colectivo enciende el motor y dobla por la calle Bolívar y a mitad de cuadra antes de llegar a la estación Alpujarra, se Detiene. Mira hacia atrás y hacia adelante y solo van dos pasajeros más. Levanta su cabeza para observar quién va a subirse y encuentra a dos hombres vestidos con traje gris y corbata azul oscura. Cada uno lleva un estuche de cuero negro en forma de guitarra en la espalda. Los hombres no se suben y hablan con un hombre que no viste como ellos. Intenta escuchar pero no comprende qué es lo que dicen. El conductor no habla, y espera pacientemente con el motor del colectivo apagado. La mujer ansiosa vuelve a mirar la hora en el celular y son las 21:45. Recibe otra llamada y no la contesta. Cuando deja de sonar el teléfono le entra un mensaje de texto "Salo, En dónde vienes no nos contestas y estamos Preocupados" . Ella Responde: "Apenas voy llegando a la estación Exposiciones, cuando me suba al taxi en estación Hospital te marco para que me digas cómo llegar".

Los hombres empiezan a subirse al colectivo y tiene dificultad para pasar con los instrumentos por la registradora. El hombre más pequeño y de tez morena, se sienta en la banca delante de la mujer. El hombre alto y robusto de tez clara y cabello cano, le entrega su Instrumento por encima de la registradora y se sienta en la banca del frente del primer hombre.

Hacen un chiste entre ellos, porque el hombre grande casi no pasa por la registradora. Miran a la mujer de atrás, que les sonríe tímidamente. Ella los mira con desconfianza. Duda si en realidad tienen guitarras o tal vez, tienen armas y pasó por su mente rapidamente la imagen de la " balada del pistolero ". Sonríe avergonzada. El hombre pequeño le dice al hombre robusto que tiene el cierre del estuche malo. Esa frase llama la atención de la mujer, quien queria saber si existía en realidad un arma alli. El hombre pequeño recuerda con su compañero el episodio de la serenata que dieron alguna vez en Betania- Antioquia, cuando despues de tres horas de viaje por una carretera mal trecha, hiban con sus otros dos compañeros a dar la serenata que les habín pagado con antelación y a consecuencia del cierre malo, se cae la guitarra y se le quiebra. La mujer aunque miraba por la ventana estaba atenta a la conversación y los escuchaba, mientras imaginaba sus ojos como una cámara que iba grabando un documental de una noche de serenata con éstos hombres. Pensaba si irían a un contrato o si ya iban a descansar.

La vereda en la cual los habían, quedaba a siete horas de la cabecera del municipio y no tenían como reparar la guitarra. Los hombres se reían y miraban a la mujer que ya no pudo contenerse en disimular la risa. Desde entonces fue incluida en la conversación. El colectivo se pone en marcha muy lentamente, pasa la estación Alpujarra. La mujer se olvida de la hora y del celular. Tiene ansiedad en que los hombres terminen el cuento. Mira a través del parabrisas del colectivo de lejos ve la Luz de las escaleras de la estación de Exposiciones. Los hombres se miran, la miran, se ríen, Pero no avanza la historia, la mujer impaciente, les pregunta si finalmente lograron dar la serenata y el colectivo que iba lo más lento posible, se detiene a mitad de cuadra. Ella se aparta de la conversación, mira por la Ventana encima del hombro del hombre robusto y ve a un grupo de cinco mujeres muy delgadas y descubiertas con ramos de rosas empacadas en solitario en la mano. Las mujeres con voces guturales gritan, otras impostan agudos sonidos. El conductor detiene la marcha con el motor encendido. Cinco mujeres se suben gritando y haciendo toda clase de ruido. Todas avanzan hasta la banca de atrás. Desde su puesto la mujer las observa con el rabillo de su ojo derecho, pues advierte que al subirse los personajes usan pelucas, minifaldas, llevan sus pechos casi descubiertos y tacones altos de plataformas de al menos diez centímetros. Los Hombres del traje gris, sí voltean a mirarlas. El conductor, pone en marcha el colectivo y ella por fin ve cerca su destino. Faltando unos cuantos metros para llegar a la esquina de la estación, les pregunta que si ellos tienen tarjeta y le responden que no, pero que puede ubicarlos en el celular. El hombre alto y robusto le dicta el numero, ella lo ingresa apurada y lo guarda con el nombre de: Elías, Colectivo serenata ...


 
 
 

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