top of page

 

 

 

 

 

Esta sección es el espacio mediante el cual seguiremos alimentando las Bitácoras Urbanas de los Viajes Cotidianos de nuestros corresponsales, para seguir creando desde lo que sucede en nuestros entornos pero partiendo de otras voces. 

 

¿Qué son las Bitácoras Urbanas?

Es nuestra metodología para reunir los relatos que suceden en ciertos 'lugares' o no lugares (según Marc Augé)característicos tanto en nuestras ciudades como en nuestros entornos y cómo éstos logran romper con nuestra cotidianidad y la de las personas que nos rodean, permitiendo así re-inventar creativamente diferentes miradas de los mismos sitios que recorremos a diario y además tener la posibilidad de ficcionar esos fragmentos de realidades a lo que llamamos; micro-relatos.

 

De este modo, queremos invitar a nuestros espectadores a que nos cuenten sus relatos si aún no se animan a asistir al taller, o no tienen tiempo, para que nos compartan sus historias y juntos podamos trabajarlas.

 

 

Las Bitácoras Urbanas, deben ser enviadas a nuestro correo: historiasredondas@gmail.com

con el encabezado que está más abajo y cada semana, actualizaremos las historias.

Día: viernes 31 de octubre 2014

Hora: 7:45 a.m.

Lugar: Bus de Laureles 192 

Ciudad: Medellín - Colombia

Corresponsal: Catalina Orozco

Duración: 2 min 30 aprox.

 

Viernes 7:45 a.m. mañana gris a bordo de un bus de Laureles 192 en el cruce de la calle 33 con la 65 C frente a Unicentro, una joven detiene el autobús para descender del vehículo mientras atraviesa la congestión de personas hasta llegar  la registradora se escuchan pitos de carros, la joven brinca a la acera mira a su derecha y sale corriendo (bueno lo que le permite correr a una persona de unos 48 kilos unas plataformas de 10 cm del alto aproximadamente), de repente se ve la gente corriendo, todos los pasajeros del bus giran su mirada al frente y a través del parabrisas del bus se ve un carro particular verde de un lado se ve el conductor del vehículo y del otro lado un hombre, en el bus se escuchan varias las versiones “le están robando el carro”, ”una balacera” (las más frecuentes en nuestro país) los pasajeros se paraban a mirar, se sentaban, se tiraban al piso en fracción de segundos – mientras  los señores del automóvil abrían todas las puertas del carro en búsqueda desesperada de algo, intentan abrir el baúl del carro pero no lo logran – el conductor del bus busca algo en sus pertenencias, los pasajeros logran ver que del carro verde empieza a salir humo, y empiezan a gritar se esta quemando se va explotar y este también, la reacción del conductor es quitar el candado que asegura el extintor (que uno siempre piensa para que le ponen candando a eso en caso de emergencia es mas el tiempo que pierden) el conductor brinca por encima de la registradora con el extintor en la mano, al llegar al carro hay un taxista con su extintor intentando apagar el fuego con el refuerzo del conductor del bus logran controlarlo, el taxista y el conductor del bus regresan a sus vehículos y siguen sus caminos pues aún hay muchas personas que necesitan llegar a tiempo a su lugar de trabajo.

 

Día:

Hora: 

Lugar: 

Ciudad:

Corresponsal

Duración: 

Día: sábado 28 de mayo 2016         

Hora: 9:07 a.m.

Lugar: Niquitao 

Ciudad: Medellín - Colombia

Corresponsal: Catalina Orozco

Duración: 3 a 4 minutos aprox.

 

Sobre un bus rumbo a Sabaneta de paso por el conocido sector de Niquitao. Una calle estrecha por donde solo puede circular un vehículo. Una cuadra en donde al pasar habitualmente en las mañana de los días de semana, solo se ven casas cerradas como si no viviera nadie, delante del bus, el camión de la basura haciendo su trabajo y por tanto obstaculizando el paso. Por mi ventana empiezo a notar un cambio extraño en las dinámicas habituales del sector; es sábado, son las 9:07 a.m., a marcha lenta y como si se detuviera el tiempo, hay una serie de personajes cada cual en su mundo. Se ve en primer plano en la acera frente a una tienda un niño desayunando huevo cocinado, una torta de harina, arroz, buscando en el fondo del recipiente hasta el último grano de arroz. En la ventana de la tienda, una señora aireando un chocolate para enfriarlo. Por la puerta de la tienda una señora barriendo. En el segundo piso de la tienda, 5 niños indígenas de los que se encuentran en la calle mendigando una moneda y entre ellos 2 niñas; una sacando bichos de la cabeza de la otra. En la casa vecina de la tienda dos hombres escuchando música (salsa) fuera de una casa con sus bafles fuera y con expresiones de júbilo. Desvío la mirada a la casa siguiente y me encuentro con una “trinchera” -lugar de donde estaban sacando la basura-, una estructura de cemento sin puerta, sin ventanas, solo cubierto con plásticos negros. Sacan entre tres hombres canecas de basura. Asumo que es un lugar donde almacenan reciclaje. Entre los hombres uno consumiendo marihuana, descarga lentamente la caneca, cruza la mirada con la señora que está en el asiento delante de mí y es como si en medio de su traba se perdiera en los ojos de la señora. Podemos avanzar unos metros y puedo apreciar un taller de mecánica. Allí tres hombres entonando el vallenato que suena al fondo, uno de ellos sin camisa y con una cicatriz que le parte verticalmente el vientre. Seguimos el camino y nos encontramos con una niña indígena de aproximadamente 9 años con signos de desnutrición por el color de su cabello y su baja estatura. Lleva a cuestas a un bebé envuelto de la manera tradicional de su etnia. Finalizan las casas y hay una calle donde sorpresivamente hay 4 hombres del SMAD uniformados pero sin protección, dos volquetas del Municipio, la policía y dos hombres que, a punta de almádana están derribando una casa protegidos por las fuerzas policiales. Sin personas del sector, sin curiosos. Cruzamos la calle y todo vuelve a su normalidad, casas cerradas que parecen inhabitadas.

  • Facebook Clean
  • Twitter Clean
  • Flickr Clean
  • Instagram Clean
bottom of page